El quiste dermoide es una de las lesiones benignas más frecuentes en la infancia.
Se trata de un bulto firme y redondeado, que generalmente aparece en la zona de la ceja, aunque también puede presentarse en la frente, entre las cejas o en el cuero cabelludo. Es un quiste congénito, es decir, está presente desde el nacimiento, aunque puede hacerse visible durante los primeros meses o años de vida.
Qué es y cómo se presenta
El quiste dermoide se forma por la acumulación de células de piel y otros tejidos que, durante el desarrollo embrionario, quedan atrapados bajo la superficie cutánea.
Se presenta en lactantes en los primeros meses de vida o durante los primeros años. Está recubierto por una cápsula o bolsa que contiene queratina y, en algunos casos, pequeños pelos en su interior. A simple vista, se observa como una pequeña masa redondeada, firme y de aspecto liso, muchas veces comparada con una perla blanca.
Su tamaño suele ser menor a 1 centímetro, y al tacto se percibe fijo, ya que se encuentra alojado profundamente, justo sobre el hueso.
El lugar donde más comúnmente aparece es en la cola de la ceja, motivo por el cual también se le conoce como quiste de la cola de la ceja. Sin embargo, puede desarrollarse en otras zonas de la cara o de la cabeza.
Con el tiempo, estos quistes pueden crecer lentamente y llegar a marcar el contorno facial, generando una pequeña deformidad visible, por lo que su extirpación es el tratamiento indicado.
Diagnóstico y evaluación
El diagnóstico se realiza principalmente a partir del examen físico y la experiencia del especialista. En la mayoría de los casos, el quiste dermoide se reconoce fácilmente por su ubicación típica y características clínicas.
Para planificar la cirugía, se solicita una ecotomografía de partes blandas, que permite confirmar su profundidad y descartar compromiso del plano óseo. Esta información es clave, especialmente en quistes localizados sobre huesos del cráneo o la frente.
Tratamiento quirúrgico
El tratamiento del quiste dermoide es quirúrgico. La intervención se realiza de manera ambulatoria, bajo anestesia general en niños, y tiene como objetivo extraer el quiste completo con su cápsula para evitar que vuelva a aparecer.
Durante la cirugía, se accede a través de una incisión pequeña y cuidadosamente ubicada, procurando dejar una cicatriz mínima y lo más disimulada posible. Las suturas se realizan con material fino y técnicas estéticas que hacen que, con el paso de los meses, la marca sea casi imperceptible.
El tejido extraído se envía siempre a biopsia, para confirmar que se trata efectivamente de una lesión benigna.
Importancia de la cirugía temprana
Aunque los quistes dermoides son benignos, es importante retirarlos a tiempo. Si crecen, pueden dejar una huella en el hueso subyacente y alterar la armonía del rostro. Además, en raras ocasiones, pueden inflamarse o infectarse. Por eso, su extirpación temprana permite evitar deformidades, confirmar el diagnóstico y asegurar un resultado estético óptimo.
En resumen
El quiste dermoide es una lesión benigna, frecuente en la infancia y de fácil resolución con cirugía. Su tratamiento es sencillo, seguro y cuidadosamente planificado para obtener una cicatriz tenue y un resultado natural.
Consultar a tiempo con un cirujano plástico pediátrico especializado es la mejor manera de garantizar una evaluación precisa y un manejo adecuado.





