Cirugía plástica pediátrica: mucho más que estética

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Es común que algunas familias lleguen a mi consulta después de haber recibido opiniones que restan importancia a su preocupación por alguna condición de nacimiento de su hijo o hija. Comentarios como “es solo un lunar”“las orejas aladas no se operan” o “es algo estético, no médico” son frases que escuchan con frecuencia.

Sin embargo, detrás de cada una de estas consultas hay una historia, una emoción y, muchas veces, un profundo malestar del niño o adolescente que la vive.

¿Qué son las condiciones como las orejas aladas o los papilomas preauriculares?

En cirugía plástica pediátrica, recibo frecuentemente consultas por:

  • Orejas aladas o prominentes, que se proyectan hacia afuera más de lo habitual.
  • Papilomas o apéndices preauriculares, pequeñas formaciones cerca del oído.
  • Lunares congénitos u otras lesiones visibles, especialmente cuando están en la cara o zonas expuestas.

Aunque desde un punto de vista médico puedan considerarse condiciones menores, eso no significa que no tengan un impacto real en la vida cotidiana del paciente. En muchos casos, la cirugía reconstructiva permite corregir estas condiciones y prevenir el impacto emocional que podrían generar en el futuro.

¿Cuándo una cirugía “estética” se convierte en una necesidad de cirugía reconstructiva?

La cirugía plástica pediátrica no busca la perfección ni responde a estándares de belleza. Su objetivo es corregir condiciones físicas que generan incomodidad, o sufrimiento emocional en niños y adolescentes para lograr armonía y aspecto natural.

En muchos casos, estas características llaman la atención en el entorno escolar o social, generando inseguridad, baja autoestima e incluso bullying. Cuando una condición afecta el bienestar emocional del paciente, deja de ser un asunto superficial para convertirse en algo importante para su desarrollo.

Escuchar al niño es parte del tratamiento

Cada paciente tiene derecho a ser escuchado, incluso cuando es pequeño. Si un niño o adolescente expresa que algo le incomoda o le hace sentirse diferente, merece atención y respeto.

Minimizar su experiencia refuerza la idea de que sus sentimientos “no importan”, cuando en realidad su percepción es el centro de nuestra labor médica.

Operar o no operar: una decisión informada

La indicación de cirugía debe basarse en una evaluación clínica cuidadosa y en una conversación abierta con la familia. No siempre la respuesta será operar, pero cuando existe la posibilidad de mejorar la calidad de vida del paciente mediante cirugía reconstructivasegura y efectiva, vale la pena considerarla.

En conclusión

La cirugía plástica pediátrica va mucho más allá de lo estético. Se trata de escuchar, comprender y acompañar a los pacientes y sus familias en decisiones que impactan su autoestima y bienestar futuro para lograr resultados armoniosos y naturales.

Porque para un niño, algo que a un adulto le parece pequeño, puede sentirse inmenso. Y para su desarrollo emocional, sentirse cómodos con su cuerpo también importa.

Doctora Carolina Correa
Cirujana Plástica Pediátrica